Mente abstracta

Solías ser conmigo. Solíamos encontrar el alivio el uno en el otro. Nos entrelazábamos y aprendíamos a ser uno solo. Tu mirada se abrazaba con la mía e ignoraba cualquier contexto en el que estuviéramos inmersos. Fuimos una protesta al  universo de que el amor es una guerra continua.  Caminamos de la mano, mientras el caos explotaba.    En mi mente se grabó la manera en que te apretabas a mí,  mientras el estruendo de las bombas acababa con nuestro interior.  Sin soltarnos, mirábamos como las personas intentaban renovarse como la naturaleza. Mirábamos como  todos sufrían mientras caminaban a una muerte inevitable, sin entender,  que para renovarse,  hay que morir.   Fuimos los únicos que aprendimos a disfrutar del viaje antes de que todo terminara, sabíamos que todo se esfuma y se dispersa para ser parte de algo mejor. Algún día alguien pisara los mismos lugares en los que me envolvías con tus historias, esos en los que nosotros nos convertimos en historia.  Quizá muy

Solías ser como el mezcal. Te colabas en mis entrañas sin aviso de que acabaría mal.  Tierrita de los lugares donde fuimos entrando a tus ojos. Ramas entrelazadas. Raices  que nos llenan de ataduras y no nos permiten avanzar. Tus pechos como montañas en las que volvería aventurar mis caricias una y otra vez.  Gotitas en tu ventana que te traen recuerdos de mi.  Luna y mar que se mueven al compás de tus caderas. Rayitos del sol que se quedan grabados en tus rostro. El tiempo lento pasa entre tus costillas. Irrompible es la sensación de los recuerdos. Apretar mis labios contra los tuyos al sentirte tan cerca  de lo que fuimos.  Parpadeos como imágenes rápidas de tu sonrisa escapándose entre mis pestañas. Las luces iluminan la carretera de tu cuerpo y quisiera recorrerla una vez más.  Tus huesos encajan  tan bien con los míos al hacer el amor, que me parece sencillo entrometerme entre tus imperfecciones para darles valor de ser. Mezcla de otros sabores que par

  La aventura y   el sol en tus costillas se llevan bien con el olor a verano. La luz del atardecer se refleja en el polvo de los momentos pasados. Tú. El ajetreo. Tus manos.   Lo artificial se convierte en real y los deseos pasados se estremecen. Los tulipanes aman navegar entre tu piel, mientras yo me enredo lento. Los días aprecian la compañía cuando tú no estás. Sentir tú piel; estremece, hace volar, hace creer que las guerras han terminado. Te dejo estrujarme; te dejo engancharte en una tarde gris donde todo parece insípido, menos tú. Ahora corro con sentido. Tú te encuentras a mi lado, disfrutando tanto como yo.   Aunque el paisaje parezca hermoso prefiero seguir mirándote a ti. Siento perder mi miedo a perder. Te entrego esto, que no son solo letras; soy yo, sin miedos.   Quiero perderme; en ti, en tus raíces;   los detalles que te hacen ser tú. Alguna vez escuche a alguien que dijo que nada es para siempre, pero tú; mi alma,   haces que esas pa

E fecto colateral. Realidad alternativa. Tú y yo, explosión del futuro. Suciedad, mentiras, piedad y perdón. Te me escapas como cualquier decisión. Agua bendita en un mar de ilusión. Rompes convencionalismos, creas y renuevas los esquemas. Decisiones como efecto domino; realidad distinta a lo que la imaginación limita. Provocas respuestas sin pensar en los resultados. Limpias vidas en alguno de los dos caminos; llenas de inseguridad para escoger lo que en verdad se necesita. Prisión en mentes con indecisión. Tú y yo, encontramos alivio solo en aquello que no elegimos. Suciedad, mentiras, piedad y perdón; siempre que decidimos causamos un efecto domino. El día de hoy pensaba en todas aquellas decisiones que hacen un constante cambio en nuestra vida, decir, no decir; hacer, dejar de hacer provoca un gran cambio a diario. Miles de realidades alternativas pudieron ser al momento de tomar una decisión; decisión que siempre causa una efecto domino, una acción

¿Qué sucede cuando una luz se apaga? Deja de iluminar todo aquello que tenía a su alrededor, hace que se pierda el color de los detalles, de un momento a otro provoca un vacío, un infinito más sin fin, sin motivo, sin razón de ser. El día de hoy mientras observaba un  documental sobre el acto terrorista en las torres gemelas, miles de fibras se movieron en mi interior, al escuchar algunas llamadas que muchas personas que se encontraban en las torres hacían a sus seres queridos para despedirse. Tan impactante imaginarse de pronto en el lugar de aquellas personas que se encontraban en aquel suceso sin ninguna probabilidad de vida, fue impactante ver como muchas personas decidieron suicidarse antes de ser aplastados por los escombros de las torres, ¿Cómo se consigue el valor para apagar tu luz? Y ¿Cómo los familiares consiguen fuerza para despedirse? De un momento a otro estas recibiendo una llamada de tu madre, donde te explica la situación, te dice que te ama y que sigas siendo es

En esta época actual donde la inmediatez se convierte en rutina, donde todo dura 24 horas, desde un snapchat, whatsapp, un post en Facebook hasta el amor. Donde una relación basa sus esfuerzos en la última conexión y en unos cuantos mensajes por la mañana. Poco a poco nos convertimos en una maquina más, que se alimenta de miles de publicaciones de nuestra pareja haciéndonos creer que no hay mejor relación que la nuestra. Donde subir una foto con un escrito copiado de algún medio social nos inventa una buena vida. Después miramos frente aquella pantalla perfecta que cuidamos a diario y resulta que la palabra amor es un concepto más de diccionario que usamos en publicaciones desgastantes.  Resulta que en años no hemos tenido una conversación sin necesidad de tener el celular en la mesa para postear lo bien que nuestra pareja nos hace sentir. Ahora el fin de una salida en pareja es obtener una buena fotografía de nuestra relación perfecta. La parte más fea de estos tiempos llen